El Benidorm que vimos y disfrutamos

Todos vamos cambiando con el transcurso de los años. Es el almanaque de la vida el que te dice lo que vale cada momento de tu vida en el planeta tierra. Por todo ello, recientemente decidí viajar con mi mujer a Benidorm. Ni que decir tiene, que nuestra estancia en tan bello lugar resultó maravilloso, aunque pasado por agua los dos últimos días, pero que la gente de Benidorm agradecieron, ya que hacia varios años que no llovía tan copiosamente en esa parte del Levante peninsular. Nos alojamos en el hotel Carlos I; un edificio confortable y con un servicio atento, amable y profesional. Las playas de Benidorm tienen una fama muy bien ganada y el continúo éxito de este enclave es debido a sus fabulosas y doradas playas en forma de media luna. Se encuentran entre las mejores de Europa por su longitud (6 kms. desde la Playa de Levante hasta la de Poniente), por sus banderas azules para los bañistas, por los vigilantes que velan por su seguridad, por la cantidad ingente de deportes acuáticos a practicar y por su limpieza e higiene. Como ya viene siendo habitual, en verano, muchos son las personas de todos los puntos de Europa, entre ellos, famosos, que se dan cita para pasear y bañarse en las calidas aguas del Mediterráneo. Fuero unos días, donde pudimos conocer y conversar con muchas personas. Incluso, coincidimos con algunos conocidos de nuestra tierra. Benidorm; Alicante, la  Albufera (Valencia) y Elche, fueron algunos de los lugares que conocimos. El Parque natural de la Albufera o La Albufera, nos trajo buenos recuerdos, especialmente porque allí se rodó la serie Cañas y Barro inspirada en la novela del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez, principios del siglo XX. El centro de Benidorm es como un laberinto que guarda la esencia de las calles adoquinadas y estrechas del pasado, con un montón de comercios y locales donde comprar y tomar una copa como en casa. Con su iglesia de cúpula azulada y casas blancas, ha podido mantener su carácter entre la jungla de torres de pisos al este y al oeste. El Molino (Benidorm), el último teatro dedicado al transformismo que se mantiene abierto en España después del cierre del mítico El Molino, en Barcelona y del Scala Meliá, en Madrid. Hay transformistas que trabajan en hoteles o en bares, pero como El Molino de Benidorm, un teatro con capacidad para 350 personas, ya no queda nada similar. El Benidorm Palace es otro de los lugares donde suelen actuar artista de fama internacional. Benidorm impresiona también porque es la localidad con más rascacielos por habitante del mundo y la segunda en cuanto al número de ellos por metro cuadrado, después de Manhattan. Y que decir del personal profesional de  hostelería del hotel Carlos I. Sencillamente, maravillosos. Un equipo formado por: José Pacheco (Pepe); María Gómez, Mari Carmen Espinosa, Denis Palmar, Antonio Navarro, Jesús Rodríguez y María Teresa García. Todos ello con una sonrisa en sus labios; atentos, afables, dicharacheros, dinámicos, amables y atentos. Siempre pendientes al personal alojado en tan confortable hotel Carlos I. Un buffet variado y exquisito, donde todos los turistas podían elegir las comidas mediterráneas preferidas. Pepe, junto a su gran equipo profesional, nos deleito con su humildad y su amistad sincera. Benidorm es bello de día y de noche. Gran parte del turismo inglés se concentra en la parte de la playa del Levante, dejando importantes sumas económicas en los restaurantes, tascas y discotecas. Del mismo modo, el invierno en Benidorm  lo alegra y lo promocionan las personas del Imserso de todos los puntos de España. Así pues, entre aviones, trenes, taxis y autobuses (guaguas en Canarias), mi mujer y yo recorrimos una parte importante de la costa de Benidorm, incluyendo las caminatas por las finas arenas del sus preciosas playas del Mediterráneo. Así fue el Benidorm que vimos y disfrutamos.20161220 085507