La iglesia como mediadora en Venezuela

Venezuela sigue inmersa en una profunda crisis económica, política y social.  Manifestaciones pacificas en los últimos meses dejan bien claro que una gran mayoría del pueblo venezolano quieren cuanto antes un cambio de Gobierno. Es decir, una democracia ante una dictadura férrea como la que actualmente lidera el Gobierno de Nicolás Maduro. Sin duda, Nicolás Madura no goza del carisma y capacidad de liderazgo que tenía el ya desaparecido mandatario, Hugo Rafael Chávez Frías. La ausencia de alimentos básicos; medicinas y la gran inseguridad ciudadana, motiva que los establecimientos y calles estén vacíos. El chavismo se muestra contundente con todo aquello que desprenda libertades, derechos, respeto y justicia. Las cárceles están llenas de personas que se han manifestado por un país más libre y democrático, pero también, por asesinos callejeros que cada año multiplican el número de asesinatos.

Ante todo ello, los ojos del mundo están expectantes ante una Venezuela que sigue dominada el chavismo y el por el poder militar.  Ante la delicada y compleja situación por la que actualmente atraviesa el país caribeño, España ha recomendado a José Luis Rodríguez Zapatero como mediador entre el chavismo y la oposición. Es curioso, lo que no pudo arreglar en España cuando era presidente, ahora lo envían para arreglar los problemas de Venezuela. De la misma manera, aunque en corrientes ideológicas distintas, la Iglesia también quiere participar como “árbitro”  para intentar mediar a través del dialogo.  Claudio María Celli, enviado del Vaticano a Caracas para acompañar el diálogo abierto entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, dijo que la situación de Venezuela es "muy difícil" y que si las conversaciones fracasan, el que perderá será el pueblo venezolano.

"Si fracasa el diálogo nacional entre el Gobierno venezolano y la oposición, no es el papa sino el pueblo de Venezuela el que va a perder, porque el camino podría ser el de la sangre", advirtió el prelado en una entrevista publicada este sábado por el diario La Nación, de Buenos Aires. Celli, diplomático de la Santa Sede y presidente emérito del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, fue enviado por el papa Francisco a Caracas para asistir esta semana a los primeros encuentros entre el Gobierno y la oposición auspiciados por el Vaticano y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Ya de regreso en Roma, Celli contó a La Nación que cuando se reunió con los representantes de la oposición, en la mañana del lunes, les dijo que su miedo era que hubiese "muertos en la manifestación" que pensaban realizar el jueves. "La oposición reflexionó y gracias a Dios suspendieron esta manifestación", señaló Celli. También contó que se reunió dos veces con Maduro y que en el primer encuentro el mandatario le comentó que le había prometido al Papa que iba a dialogar y que lo iba a cumplir.

"En la segunda, que me pidió él y que fue al día siguiente de la primera reunión plenaria, le dije: 'Señor presidente, esta mañana me encontré con la oposición y hay tres pedidos. Hay que dar señales y estas no necesitan tiempos bíblicos. Hay que dar señales de que el diálogo es el único camino, y que se puede recorrer en este momento?. Se lo dije muy claramente", comentó Celli.

El prelado sostuvo que es "indudable" que la situación en Venezuela "está muy fea", no solo a nivel político, sino también a nivel social y económico pues "no hay comida, no hay medicinas" y "es innegable que el país está enfrentando una situación muy difícil". También observó que "hay militares por doquier" y que por los sitios donde transitó en Caracas encontró a su paso "retenes en todos lados" de policías y militares. Advirtió que si el diálogo fracasa, podría extremarse la violencia y dijo que "hay gente que no tiene miedo de que haya derramamiento de sangre". "Esto es lo que me preocupa. Francisco está jugando un papel muy fuerte. Corremos un riesgo. Vamos a ver, que Dios nos ayude", añadió.

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