San Antonio de Padua sirvió para el rencuentro de muchos de los habitantes de Valle de Guerra

Tres días grandes los celebrados en Las Tocas de Arriba – Valle de Guerra, con motivo de la recuperación de las fiestas de San Antonio de Pauda. Actos populares religiosos que estuvieron rodeados por las emociones, lágrimas, alegrías, solidaridad y un pueblo más unido. El mes de junio de 2016, siempre estará en el corazón de los habitantes de Valle de Guerra, pues no en vano, y durante los días 17, 18 y 19 del mes citado, tras 33 años sin celebrase las fiestas populares de San Antonio de Pauda; un grupo de vecinos, embargados por la emoción, amor, cariño, voluntad y respeto, decidieron formar una Comisión de Fiestas, con el objetivo de rendir nuevamente culto y veneración al santo sacerdote. Fueron días, donde el pueblo de Valle de Guerra se transformo, se unió, colaboró y se entregó con el santo de los novios.

Los artífices de que las Toscas de Arriba recuperasen sus fiestas en honor a San Antonio de Padua 33 años después fueron un grupo de vecinos integrados por Andrés Víctor López González José Antonio Mendoza Mendoza, Severo Rodríguez González, Miguel Ángel Adrián Ramos, Agapito Barbuzano Rodríguez, José Francisco Adrián Barbuzano, José Damián Hernández Díaz y Cándido Julián Ramos. Sin duda, esta Comisión ya pasará a la historia de las fiestas populares del pueblo vallero, especialmente porque han sido ellos los que han recuperado tan deseadas fiestas, junto con la solidaridad de los habitantes valleros.

Durante los tres días que estuvieron celebrándose las fiestas, Las Tocas de Arriba fue otro barrio, otro escenario, donde se respiraba felicidad, amistad y mucho amor por el homenajeado San Antonio de Padua. Varias fueron las misas que se celebraron entre los días señalados por el cura de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, Julio Ribot Rodríguez, el cual estuvo muy feliz en ver como los habitantes de Valle de Guerra se sentían unidos, contentos y felices. Sus mensajes en el transcurso de las misas estuvieron llenos de valores, de acercamiento con el pueblo, con San Antonio de Padua, Jesús y la Virgen del Rosario.

También, el sacerdote D. Julio Ribot Rodríguez, valoró el esfuerzo y la entrega de las personas que representaron la Comisión de Fiestas de San Antonio de Padua 2016. En la tarde del 17 de junio de 2016, la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario fue testigo de la salida del Santo en hombros por parte de la Comisión de Fiestas y otros vecinos, en un recorrido que estuvo acompañado por banda de cornetas y tambores, fuegos artificiales y una comitiva encabezada por el reverendo D. Julio Robot Rodríguez; que les llevó a un pequeño altar ubicado en la casa de Eleuterio y Carmen Dorta, en las Toscas de Arriba.

La figura de San Antonio volvió a la señalada casa rural, que muchos años antes, ya había sido escenario para que el sacerdote portugués pernotara durante tres días, engalanado e iluminado por la ilusión my fe de sus dueños y de los habitantes de Las Toscas de Arriba. Fuegos artificiales; paellas, pan kilométrico, parrandas, verbenas, festival folclóricos, campeonatos de envites y dominó, Lucha Canaria, exposiciones de fotos antiguas, la alegría del pueblo, el encuentro de muchas personas que no se veían desde hacia muchos años, la recuperación de la amistad, de la fe por el amor a Cristo y el orgullo de ser vallero, motivaron que durante unos días Valle de Guerra fuera un pueblo especial desde la humildad y la unidad. Ni que decir tiene, que los miembros de la Comisión de Fiestas de San Antonio de Padua de 2016, trabajaron hombro con hombro y codo con codo para que sus fiestas, la de todo el pueblo, estuvieran al nivel que el recordado santo sacerdote, San Antonio de Padua, tuvo.

Unas fiestas sencillas, humildes, pero cargadas de un gran valor eclesiástico. Muchas fueron las personas que pidieron a San Antonio de Padua, promesas en silencio y en el secreto más estricto. Como no podía ser de otra manera, también se rindió homenaje al ya tristemente desaparecido, y, que fuera durante varios años el continuador, Álvaro Abreu, persona muy querida, admirada y respetada en Valle de Guerra. No menos también, a Fana, una mujer de Las Toscas de Arriba – Valle de Guerra, que cedió sus terrenos para que se pudieran realizar el vernáculo deporte de la Lucha Canaria y el escenario para las actuaciones de los grupos folclóricos y grupos musicales para las verbenas.

El día 19 de junio de 2016, tras oficiarse una misa a las 20:00, San Antonio de Padua fue nuevamente trasladado para descansar en los altares de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, acompañado por una gran comitiva de personas creyentes de Valle de Guerra, Comisión de Fiestas saliente de 2016 y banda de cornetas y tambores del pueblo. Lo importante, es que ya las fiestas de San Antonio de Padua en Las Tocas de Arriba se han recuperado y que para el próximo año ya hay una nueva Comisión de Fiestas preparada para seguir su continuidad.