Nepal sigue enterrado entre los escombros

Nepal sigue viviendo las secuelas de los agresivos terremotos acaecidos el año pasado 2015; dejando casi nueve mil muertos. Si ya era un país con muchas carencias con los citados terremotos, la miseria en este comienzo de año 2016, se ha convertido en cómplice desde entonces. Por todo ello, Cooperación Internacional Dona Vida, organización humanitaria canaria, se encuentra en esto momentos en Nepal, en misión técnica. Expedición compuesta por el presidente de Cooperación Internacional Dona Vida, Germán Domínguez Naranjo; Cristina Patricia Durán Fuentes (médico) y Julián Mariana Herraíz (enfermero). Sin duda, importante labor la que han venido y vienen realizando los voluntarios de Cooperación Internacional Dona Vida en Nepal, especialmente en las aldeas rurales de Sipty; Kabilash.

También, en la aldea Siureni Tripureshwor Dahading.  Labor incansable la que están haciendo los citados componentes de tan importante organización canaria humanitaria. Del mismo modo, en este nuevo viaje a Nepal, Cooperación Internacional Dona Vida ha logrado que un niño nepalí haya sido intervenido quirúrgicamente, con el objetivo de que en un futuro no muy lejano pueda llevar una vida digna y con calidad de vida. Dicha operación y tratamiento, ha sido financiado por la propia ONG canaria. El proyecto y la misión de Cooperación Internacional Dona Vida en esta nueva experiencia en el mundo asiático,  está avalado por objetivos muy importante para el futuro de miles de niños y mayores del pueblo nepalí.

Por otro lado, la realidad actual en Nepal se configura de la siguiente manera.

La violencia del terremoto de magnitud 7.8 redujo a escombros numerosos pueblos del centro de Nepal. Casi un año después, lo único que hay allí siguen siendo   los     escombros.

El país no ha hecho progresos en la reconstrucción de cientos de miles de viviendas, escuelas, edificios públicos y unas 600 estructuras históricas, incluidos antiguos templos, monumentos y palacios hindúes y budistas.

Casi un millón de niños no tienen escuelas a las que asistir. Millones de aldeanos tuvieron que pasar el invierno en precarias tiendas y chozas de lata, construidas     de      apuro.

La agencia de reconstrucción del gobierno no ha aprobado proyecto alguno. Algunos ciudadanos han comenzado a reconstruir por su propia cuenta, pero la mayoría siguen esperando porque temen contravenir nuevas regulaciones para la construcción o porque aguardan ayuda del gobierno.

Mucha gente vive en refugios temporales construidos con madera recuperada cubierta por láminas de metal corrugado que serán su única protección cuando comience la temporada de lluvias dentro de dos meses.

"Hemos vivido aquí el último año y parece que vamos a seguir aquí por mucho tiempo", se lamentó Keshar Narayan, un campesino que vive con ocho familiares en una casilla en las afueras de Katmandú. 

"Se dice que el gobierno nos va a dar dinero para reconstruir nuestras casas, pero ¿cuándo lo va a hacer? Nuestros hijos se enferman y no tenemos dinero, trabajo     ni       un      gobierno      que    nos    ayude".

El gobierno prometió ayudar a las víctimas después del terremoto del 25 de abril del 2015, que mató a casi nueve mil personas. Sin embargo, un año después solo unas pocas familias del distrito de Dolkha han recibido dinero alguno. Recibieron 50 mil rupias (467 dólares) de las 200 mil que le prometió el gobierno a cada familia que se quedó sin casa. Dolkha fue uno de los distritos más afectados y el epicentro de otro temblor ocurrido el 12 de       mayo.

Mientras esperan por ayuda, incluso las oraciones pueden ser peligrosas. Muchas personas de esta nación profundamente religiosa del Himalaya acuden a templos de madera semidestruidos, que a veces se sostienen con unas vigas de          madera.

"Cada vez que voy a rezar a los templos, no sé si me pasará algo. Arriesgamos nuestras vidas para venir a rezar", expresó Shanti Shrestha, un ama de casa de Katmandú que llevaba un incienso y una caléndula. "Estamos muy enojados. No               se hizo nada en todo un año".

La falta de progresos no es por una cuestión de dinero. Nepal ya recibido cuatro mil 100 millones de dólares en donaciones, que cubren dos tercios de los seis mil 600 millones de dólares que costará la reconstrucción, según estimados.

El problema, de acuerdo con las autoridades y organizaciones humanitarias, es la burocracia y la ineptitud del gobierno.

"Perdimos hace poco un donante que quería aportar 400 mil dólares", dijo el representante de la UNESCO en Nepal Christian Manhart. "Todo se demora porque hay engorrosos trámites burocráticos".

La UNESCO tiene unos mil 800 millones de dólares para Nepal, que todavía no     ha      podido         usar.

El gobierno enfrenta luchas intestinas y protestas de agrupaciones étnicas en las que han muerto más de 50 personas. Desde el terremoto ha habido un cambio de gobierno y se adoptó una nueva constitución que tomó años elaborar.

A Nepal le tomó además nueve meses crear un departamento abocado a la reconstrucción y todavía no hay lineamientos acerca de cómo proceder. Tampoco está claro qué edificios van a recibir fondos para la reconstrucción.

Una ley nepalesa que requiere que los contratos del gobierno vayan a quienes cobran menos también plantea un problema, señaló Suresh Suras Shrestha, jefe del departamento de arqueología del gobierno, a cargo de los monumentos históricos. Las empresas que piden menos pueden no estar en condiciones de lidiar con estructuras de los siglos V o VI.

Suresh Suras Shrestha dijo que "quienes quieran reconstruir nuestros monumentos deben acatar nuestras normas". Primero, no obstante, hay que saber cuáles serán esas normas, que todavía no han sido establecidas.

El Departamento de Arqueología afirma que sus trabajadores han reforzado algunos edificios que no sufrieron grandes daños y ha convocado a licitaciones para 39 proyectos. Espera que se le entreguen 20 millones de dólares cuando se inicie la primera fase de las obras, pero no se sabe cuándo    ocurrirá eso. 

Se calcula que la reconstrucción de monumentos costará unos 200 millones de dólares    en      total.

"A los políticos no les importan nuestros templos. Si el rey siguiese administrando estos templos, ya habrían sido reconstruidos", declaró el monje hindú Ram Singh, aludiendo a los monarcas que custodiaron los monumentos nacionales hasta al abolición de la monarquía en el 2008.

Pilas de ladrillos son lo único que queda de Katsmandap, un templo de cuatro pisos del siglo X, del que Katmandú sacó su nombre.

Los ladrillos, piedras y maderas recuperados de entre los escombros del palacio Katmandú de la plaza Durbar, del siglo X, están conservados en un depósito hasta que los expertos puedan abocarse a la reconstrucción. Todavía no se ha hecho nada por restaurar el palacio en la ciudad medieval de Bhaktapur, el       este    de      la     capital.

Muchos templos, stupas y monasterios alrededor el altar de Swayambhunath en la cima de una colina están en ruinas. Se le conoce como el "altar de los monos" porque miles de monos se congregan allí al noroeste de Katmandú.

En Nepal la mayor parte de la población es hindú y los monumentos y templos tienen una gran importancia cultural, religiosa e histórica. La gente los visita regularmente y acude a ellos a festivales, bodas y otras ceremonias. Algunas localidades están tratando de reconstruir por su cuenta, con el aporte de voluntarios. "Es muy duro ver nuestra herencia tan dañada", dijo el funcionario del departamento de la herencia cultural de Bhaktapur Ram Govin Shrestha. (Informador.MX).