Carlos Catana, la poesía y el rock desde la Isla de La Palma

La primera vez que escuchas ese quejido profundo recitando poesía te das cuenta de que él también es poeta, pues hace que los textos vibren, se pongan en pie. En La Real 21, un espacio de agitación, o en la Plaza de España de Aridane, su voz te pone en pie. El rock que hacen algunos grupos de aquí tiene un aire casi clandestino y provocativo al mismo tiempo, es una semilla de larga germinación que se cuece en escenarios mínimos, en grabaciones que apenas saltan al mercado. Pero Catana tiene el toque visionario y teatral de los que viven las canciones y los poemas con rabia y con lucidez, y ese es su sello, el de no aceptar una integración fácil y burguesa. Desde el infierno de Baudelaire y el desgarro de Jim Morrison, la trashumancia de Kerouac y los incendios de The Doors Carlos Catana dice haber sido poeta antes que músico. “El rock es poesía pura y el rockero lucha por seguir manteniendo la cordura en una isla de cárceles mentales, donde los pensamientos libres y la creatividad están fuera del legado caciquil”, le dijo hace seis años a Diego F. Hernández en el periódico La Provincia. Carlos Catana es vocalista y compositor de grupos que han hecho y hacen una labor importante en las culturas alternativas de Canarias. Cantante y compositor de Facies, Eso Es y Bota de Actor, participó con una primera grabación en el programa Canarias me Suena, volumen 1, con el tema Zigzag, producido por la consejería de Cultura del Gobierno canario. Tres años después interviene con un poema en El Periscopio de la poesía, revista editada por el Ateneo de Madrid bajo la dirección de Ramón Llorente.

Este es un tipo inquieto que camina codo con codo con otros personajes históricos del rock en estas islas. Tiene un aire entre Bruce Springsteen y Bob Dylan, no en vano se fotografía con frecuencia tocando la armónica. Desde hace cuatro años realiza entrevistas semanales en el programa La Espiral, de Radio Murión, una emisora también contestataria en la isla de La Palma. Nacido en Los Llanos de Aridane, en 1963, llega al estado de madurez sabiendo que en un mundo de gusanos nada es gratis. Y él ha crecido en una isla que fue masónica, republicana y liberal a pesar de la omnipresencia de los caciques y los salvapatrias, entre las altas cumbres, los vertiginosos riscos y los acantilados que caen a pico sobre un océano turbulento se mueven personajes que, pese a tenerlo casi todo en contra, desean afirmarse. De ahí que transmite un quejido, un eco de rebeldía, cantando en español y no en inglés. Y rescata las voces de poetas que ya se fueron como el satírico Domingo Acosta Guión o el tempranamente fallecido Félix Francisco o Severo Martín Cruz, y cuenta con la colaboración del polivalente e inquieto Luis Morera para los acompañamientos y los efectos sonoros.

Poeta en activo, en el año 92 publicó los poemarios El baile de la luz y La búsqueda en la editorial tinerfeña Baile del Sol, dirigida por Tito Expósito. En el 95 grabó en Berlín el disco de Eso es, la vida es así, que estuvo producido por el guitarrista de Nina Hagen Band y Spliff, Bernhard Potschka.  En 1998 fundó el sello discográfico palmero Calabazo Records, junto a Juan Indalecio Lorenzo y en el 1999 grabó para este sello Hasta nunca, CD de Bota de Actor. En el 2001 grabó el Cd dedicado a Domingo Acosta Guión, de Bota de Actor, que estuvo producido por Miguel Pérez, componente del grupo Taburiente.

Catana dice que hay que agitar las conciencias adormecidas en una isla ultraperiférica como la suya. Él, que ha caminado por tantos mundos, que ha sido un nómada europeo, regresa al nido natal para desde él lanzar sus gritos en forma de creación musical y poética. El acto de la poesía y la canción, mensajes de réplica frente al orden establecido. Por eso Catana vive dando pequeños conciertos ante públicos pequeños, y pese a la aparente insignificancia de la audiencia el mensaje va prendiendo como el agüita que cae de la destiladera, también llamada bernegal según qué islas.

Pese a tener aparentemente poco eco en su entorno, este hombre no se rinde. Sabe que tiene que persistir, porque los que no se entregan acaban triunfando. Quizá está cansado de que no lo tengan en cuenta, pero más cansado está todavía de que lo consideren un perdedor. En un mundo de gallitos feroces que pretenden cantar alto, los rebeldes tienen que ajustarse el paracaídas sin miedo a caer en el malpaís, porque después de la sorriba el malpaís también se puede convertir en una tierra de gran fertilidad. Así, en el año 2005 grabó el CD Escrito en la piedra, producido por Bis González, (Species). En el 2008 publicó el poemario Lenguaje Oceánico junto a Teresa Melián, Cecilia García y Bis González, para la editorial palmera Ediciones Alternativas, bajo la dirección de Miguel Calero. En 2015 publicó el libro "Facies, a un niño salvaje no le duele la sien. Crónica de un incendio en la isla de La Palma", para la editorial canaria Lágrimas y Rabia de los 80 pasan factura, bajo la dirección de Yoty Delgado.

Este músico disidente del aplauso fácil sabe que volar no es gratuito, pero se trata de un ejercicio imprescindible. Sabe que tiene que saltar por encima del silencio, la indiferencia y la abulia de un entorno paradisiaco, solo apto para alemanes jubilados que se benefician del sol del Valle y de los precios baratos de una isla poco turística, ensimismada en su pasado, melancólica y añorante de viejas grandezas, una isla que –como tantas otras– se desangró en la emigración y todavía no es capaz de reencontrarse. Cuando escucho a gente como Luis Morera y Carlos Catana me doy cuenta de todo lo que queda por hacer: conseguir la conspiración de una sociedad a la que le importas un pito. Plataneros ricos en su mayor parte remisos a la cultura, funcionarios ausentes del despacho, carnavaleros que solo se animan el lunes de los Indianos, festeros que solo salen a la calle cada cinco años por las Lustrales. Así es la isla, qué se le va a hacer. Pero algunos, como él, seguirán caminando: cantando, componiendo, escribiendo y leyendo poesía en alta voz.